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domingo, 10 de septiembre de 2017

ÁNGEL GONZÁLEZ - EL POETA DE LA SOLIDARIDAD, LA LIBERTAD Y EL AMOR


Hacia mucho tiempo que tenía ganas de subir a este gran poeta, Ángel González, era un hombre tímido y muy humilde, siempre escribiendo por y para la libertad y con ganas de conseguir un mundo más humano.





Poeta, catedrático y ensayista español nacido en Oviedo en 1922, falleció el 12 de enero de 2008.

Fue maestro nacional, licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y periodista por la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque, U.S.A., habiendo sido profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.

Adscrito a la Generación del 50, su poesía social oscila entre dos polos temáticos, la solidaridad y la libertad, al igual que la de otros colegas generacionales como José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y José Caballero Bonald. 

De su obra se destacan los títulos: «Áspero mundo», «Palabra sobre palabra», «A todo amor», «120 poemas» y «Otoños y otras luces» editado en el año 2001.

La poesía fue su primer amor y el más duradero, sedujo a Ángel González cuando tan sólo tenía 18 años. Enfermo de tuberculosis, mientras se recuperaba en el Páramo de Sil comenzó a leer poemas y a hacer sus primeros pinitos como escritor. Tanto le gustó fabricar versos, que decidió convertir su afición en profesión, aunque la alternara con otros trabajos.

Su poesía, llena de contrastes, discurre entre lo efímero y lo eterno, características que llevan al lector a divagar y soñar en los temas del amor y de la vida.





Mientras tú existas


Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera.
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.


Nada es lo mismo

La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.


El otoño se acerca

El otoño se acerca con muy poco ruido:
apagadas cigarras, unos grillos apenas,
defienden el reducto
de un verano obstinado en perpetuarse,
cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste.

Se diría que aquí no pasa nada,
pero un silencio súbito ilumina el prodigio:
ha pasado
un ángel
que se llamaba luz, o fuego, o vida.

Y lo perdimos para siempre.



Muerte en el Olvido

Yo sé que existo
porque tu me imaginas.
Soy alto porque tu me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura, yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita.



Porvenir

Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
y esperan que tú llegues
como un animal manso
a comer en su mano.

Pero tú permaneces
más allá de las horas,
agazapado no se sabe dónde.

¡Mañana! Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.


Me basta así

(Ángel González - Pedro Guerra)

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
-de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso-;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día,
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando-luego-callas.


(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta.)

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto.








*.- Entrada que publiqué en el año 2011 y que hoy actualizo.

lunes, 28 de agosto de 2017

CHARLES CAMOIN - PINTOR FAUVISTA, TODO UN BARULLO DE COLOR

Charles Camoin - Marsella 1879 - París 1965













 








Su mujer Lola














Charles Camoin ingresó a los dieciséis años en la École des Beaux-Arts de Marsella, al tiempo que estudiaba Comercio. 
Tras ser premiado por un dibujo, su madre le impulsó a marchar a París e ingresar en el estudio de Gustave Moreau
Allí, en 1898, coincidió con Manguin, Marquet, Matisse, Puy y Rouault, artistas todos ellos que varios años más tarde compondrían el núcleo del grupo fauve. Tras la muerte de Moreau aquel mismo año, Camoin pintó a menudo junto a Marquet en las calles de París.

Llamado a filas en 1900, Camoin se trasladó a Arlés, donde pintó algunos lugares célebres de la obra de Van Gogh y Gauguin. Al año siguiente fue destinado a Aix-en-Provence, donde trabó amistad con Cézanne, cuyo ejemplo habría de atemperar sus efusiones coloristas. Desde los años 1903-1904 Camoin participó en el Salon des Indépendants y en el Salon d'Automne. El mismo año de 1904 conoció a Monet en Giverny y celebró su primera individual en la Galerie Berthe Weill. Camoin presentó varias obras en la célebre cage aux fauves del Salon d'Automnede 1905, aunque los propios comentaristas de la muestra señalaron su mayor moderación cromática respecto a sus compañeros, fruto de una aproximación intuitiva y no sistemática a los postulados del fauvismo. De esa época es su Retrato de Albert Marquet (1904-1905), considerado su obra maestra.

El progresivo agotamiento del Fauvismo y la aparición de nuevas corrientes artísticas, como el Cubismo, sumió a Camoin en una profunda crisis artística que se saldaría con la destrucción de más de ochenta cuadros de su «período negro» en 1913. 

Ese mismo año Camoin viajó a Marruecos junto a Matisse, recuperando la alegría de pintar y la luminosidad de su paleta. Tras la Primera Guerra Mundial, Camoin visitó el taller de Auguste Renoir en Cagnes-sur-Mer, desarrollando a partir de entonces un estilo más colorista y voluptuoso. En 1920 Camoin contrajo matrimonio con Charlotte Prost (Lola). Juntos, vivieron en París y Saint-Tropez, donde Camoin siguió pintando paisajes, figuras y bodegones. Murió en París el 20 de mayo de 1965.

Juan Á. López-Manzanares

Biografía:


Recordatorio:


(El fauvismo es un movimiento pictórico francés de principios del siglo XX. El nombre de «fauves» (fieras en español) fue dado por el crítico francés Louis Vauxcelles a un grupo pintores (Henri Matisse, Maurice de Vlaminck, André Derain, Albert Marquet, Charles Camoin, Henri-Charles Manguin, Otho Friesz, Jean Puy, Louis Valtat, Georges Rouault, Raoul Dufy, Georges Braque, y Kees van Dongen), cuyas obras escandalizan en el Salón de otoño de París de 1905, a causa de la «salvaje» violencia expresiva del color, aplicada en tonos puros. 

La formación del fauvismo se remonta al periodo comprendido entre 1894 y 1897, cuando Manguin, Matisse, Camoin y Marquet se encuentran en el taller de Gustave Moreau en la Escuela de Bellas Artes de París: las acuarelas del maestro, con manchas de color libremente dispuestas, y la línea en arabesco de sus bocetos constituyen una primera contribución a la formación pictórica de los futuros “fauvistas”.)



sábado, 26 de agosto de 2017

WALT WHITMAN - NUEVO FRAGMENTO DE CANTO A MÍ MISMO



Walt Whitman

"La mesa está dispuesta para que todos coman, aquí está la carne para el sano apetito,
La misma para todos: para el justo y el malo, a todos he invitado,
Nadie se verá olvidado y nadie es excluido.
La concubina, el parásito, el ladrón, están invitados,
El esclavo de labios gruesos está invitado, y lo está el sifilítico,
Y no habrá distinciones entre ellos y el resto.
Este es el roce de una tímida mano, el natural aroma de un cabello flotante,
El beso de mis labios en los tuyos, el jadear anhelante,
Este es el abismo y la cima lejana que reflejan mi rostro,
Mi fusión voluntaria con todos y mi huida.
¿Crees que tengo una intención escondida?
Pues es cierto: la tengo, como la tienen las lluvias de abril, la mica de las rocas.
¿Crees que quiero asombrarte?
¿Asombra acaso el día? ¿Asombra acaso el temprano astro rojo que titila en el bosque?
¿Asombro yo más que ellos?
Esta es la hora de mis confidencias,
No se las haría a cualquiera, pero a ti sí te las haré.."


****

*.- Nuevo fragmento de "Canto a mí mismo", que conmueve igual que el resto del libro.


(Pintura de Pierre-Auguste Renoir, "Almuerzo de remeros, 1881)



jueves, 24 de agosto de 2017

EL MUNDO VA DEPRISA - ALBERT CAMUS





"(...) Para nosotros la cosa es sencilla: será la utopía o la guerra, tal como esta nos la preparan unos métodos de pensamiento caducos. El mundo tiene que elegir hoy entre el pensamiento político anacrónico y el pensamiento utópico. El pensamiento anacrónico nos está matando. Por muy desconfiados que seamos (y que lo sea yo), el espíritu de la realidad nos obliga a volver, pues, a esta utopía relativa. Cuando ella haya vuelto a entrar en la historia, como otras muchas utopías del mismo género, los hombres no imaginarán ya otra realidad".



Albert Camus, "El mundo va deprisa", À Combat, 27 de noviembre de 1946